viernes, 28 de junio de 2024

Dolores de otro

¿Qué hago con este dolor

que no es mío

pero lo siento propio?

 ¿Por qué cargo con un dolor

que no me pertenece?

 ¿Por qué me duele

cuando el dolor es de otro?


¿Cuál es la herida abierta

que cicatriza y sangra

una y otra vez

en lo más profundo del alma?

 

¿Es la pena de mi madre

frente al genio de mi padre?

¿Es el miedo de aquel niño

llorando bajo la sábana

temiendo que sus padres

se separaran?

 

¿Es la culpa de mi padre muerto

sin reconciliarse con su hermano?

¿Es la pena de mi abuelo

al mirar desde el cielo

a sus hijos distanciados?

 

¿Es el miedo de mis abuelos

huyendo de Sevilla

de los cuchillos afilados?

¿Es el miedo atávico a la guerra

el que me volvió pacifista?


¿O fue el ruido de las bombas

y los cristales rotos?

¿El asfixiante ritual de muerte

y horror que se volvió rutina?

¿El dolor callado de las víctimas?

¿La impotencia

ante la indiferencia

cómplice de la masa

temerosa y dormida?


¿Es el miedo al conflicto

el que me volvió mediador?

¿Es la vergüenza de ser diferente,

zurdo, sensible, o tartamudo,

la que me volvió defensor de la diversidad?

¿Fue el dolor de ser excluido

el que me volvió inclusivo?

¿Es haber sido testigo de la injusticia

lo que convirtió mi rabia en coraje cívico?

 

¿Es acaso el Sol en Piscis

o la Luna en Cáncer

quienes me hicieron tan sensible?

¿O fue acaso el trauma de nacer

en una tierra en conflicto

quien enseñó a mi cuerpo

a sobrevivir detectando

señales sutiles de peligro?

 

¿No es acaso aquella herida

de aquel niño tembloroso

y sollozante

la que me dio este superpoder

de sentir a los grupos,

de percibir lo que emerge

en sus silencios,

de sentir la tensión

cuando el aire

se corta con la espada?

 

¿No es aquel niño titubeante

quien se siente hoy aliviado

al recibir la pieza del habla

y con ella,

poder sentirse escuchado

sin tener que competir

por tomar la palabra?

 

¿Y si al fondo de nuestra herida

brotara nuestro gran poder?

¿Y si ahí mismo se escondiera

nuestra medicina?

 

¿Qué historia contaré

cuando mi corazón

encuentre el coraje

y se atreva a

expresar su verdad?

 

¿Salvará alguna vida

cuando saque su voz? 

martes, 25 de junio de 2024

Tierra y Agua



Días después

en mi corazón revuelto

aún borbotean

por aquí y por allá

los recuerdos

de aquel encuentro.

Por ello es que aún

no encuentro

un orden correcto

ni incorrecto

para drenar

mi cosecha.

Disculpad pues

el desorden.

 

En el corazón del Paraguay,

corazón del Cono Sur

de Nuestramérica profunda

descansa el Lago Ypacaraí.

Y en su cuenca guaraní,

a los pies del Cerro Koi,

a la sombra de un generoso mango

hecho de amor, magia y barro,

nos acoge vibrante El Cántaro.

 

Tierra y Agua nacieron

de Joe y Gustavo,

anfitriones de anfitriones,

maestros del sentimiento.

Mas los frutos de su amor

de verdad ya son cientos,

quienes, gracias al esfuerzo

silenciosamente sembrado

por años en el barro,

cantan, bordan, bailan,

tocan violín y guitarra,

clarinete y contrabajo,

y hacen que todo

en cada momento,

lo inunde una sutil magia.

 

Paulo Freire, Rafael Barrett

Rosa Parks y Luther King

Augusto Roa Bastos,

guardianes de sus libros

en el huevo de ladrillos,

los contemplan orgullosos

desde el cielo libertario.

 

Tierra y agua conformaron el barro

que pisaron nuestros pies

y moldearon nuestras manos,

el barro de las paredes

que de la lluvia nos cobijaron,

el barro que se volvió ofrenda

y para siempre portaremos en el alma.

 

Llegamos de los más diversos

rincones del continente,

atravesando cordilleras,

páramos y desiertos,

selvas, mares, sierras,

carreteras y aeropuertos.

 

Aquella primera tarde

un mango pegajoso

rodó por nuestras manos

otorgando la palabra

para traer nuestro árbol.

 

Los ojos comenzaban a brillar

el fuego estaba encendido!

 

El primer día de Espacio Abierto,

en la antigua Estación

bajo un húmedo calor

María renacida

recibe el amor

de un círculo remecido.

 

En el patio comparten

las cartas y su historia

con preguntas poderosas

para conversaciones de verdad

para la paz y la memoria.

 

En la cocina conversamos

de los crujidos pasados

y de aquello que quedó

en los equipos

sin ser conversado.

 

Marcela nos provoca:

¿Qué carajo la cosecha?

 

Junto a Gus y Laura,

los Pablos en la biblioteca

conversaron del Amar

y cuentan que el polígono

del deseo y la disponibilidad

nacido en un ciprés

se volvió meme viral

para hablar de intimidad.

 

Al día siguiente, Ángela nos trajo

la magia viviente del Río Abierto

abriendo nuestros centros de energía

drenando penas, miedos y alegrías.

 

Cosechamos historias

desde Oaxaca, Córdoba,

Buenos Aires y Armenia.

Y quedamos conmovidos

al encontrar los hilos

que las entretejían

en un colorido y gran tejido.

 

El barro de las abuelas artesanas

que susurran dulcemente

con acento paraguayo:

"Está hermoso mi rey,

cada mano es diferente.

Cuando el barro está cansado

tiene que volver con sus amigos

y vendrá como barro renovado."

Amor eterno a las abuelas

y a las abuelas de sus abuelas,

que con su arte, sanan.

 

En círculo danzamos

danzas sagradas

siendo luz

por todas nuestras relaciones

entrelazando nuestras manos

a los ojos nos cantamos

"yo sé que tú corazón es bueno."

 

Bajo la luna llena del solsticio,

junto a la casa del médico,

saludamos a las cuatro direcciones,

quemamos nuestras ofrendas,

transmutamos nuestros miedos,

cargamos nuestros talismanes

con la energía del fuego

Y al darnos vuelta

descubrimos el poder

del amor llenando los resquicios.

 

El día de futuros,

Jennifer nos convoca a la COP

a defender toda forma de vida.

Diego nos invita a indagar

el corazón de la práctica

a profundizar el arte de cosechar

y cómo cuidar al invitar

a aprendices a anfitrionar.

Rodrigo nos invita a viajar al futuro

y soñar el futuro de la práctica.

 

El barro que Miriam buscaba

lo encontró entre nosotras

al descubrir que nos amaba.

 

El barro en las ruedas

de aquellos viajeros

que confesaron

sentirse en casa

al sentarse en círculo

entre raros y extraños.

 

El barro bajo los pies que bailaron

sobre un antiguo cementerio

exorcizando con alegría

dolores y agonías.

 

Después del amor rebosante

del ultimo círculo,

rezaré cada noche

para que el manantial del alma

fluya en cada palabra,

como en el cuento de Laura,

nuestra anfitriona

cuentacuentos.

 

Sueño todavía

encontrarme algún día

con el hombre de rostro viejo

y apergaminado,

y en el brillo de su mirada

reflejarme el arandú teeté:

la sabiduría verdadera

que solo nace

de sentir profundo,

cocinando a fuego lento. 



Más historias del Encuentro de Mates en Areguá, Paraguay en este podcast.