jueves, 29 de diciembre de 2022

Una parte de mí

Una parte de mí desea,

mi Circe querida,

la de las lindas trenzas,

perderse en la isla de Eea:

beber de tu copa,

tragarme el banquete

preparado con tanto cariño;

dejarme transformar en cerdo

o en cualquier otra bestia,

y dejar salir mi ser animal,

precisamente aquel más sucio y salvaje;

desoír el sabio consejo de Hermes,

derramar su pócima de moly,

dejarme caer inocente

ante el hechizo de tu canto envolvente,

perderme en tu laberinto de canela,

y quedarme un tiempo varado en tu playa,

olvidando un poco cada día

aquello que fui y aquello que amé.

 

Una parte de mí desea

renunciar al trono de Ítaca,

fugarse por un instante de esta jaula dorada,

perderme en cada uno de tus misterios,

viajar contigo a cada mágico rincón isleño,

aprender las artes circenses

transgrediendo  límites propios y ajenos

volverme y volvernos uno

con la pulsión vital de Eros.


 

Una parte de mí desea disociarse 

y olvidar a todas las demás 

pero especialmente a Wendy,

a Penélope, a Medusa,

y a la Bella durmiente,

para hacerse una contigo,

soltar riendas y estribos,

y yacer al fin en tu lecho ardiente.

 

Una parte de mí desea

tomar tu mano en silencio 

e invitarte sin palabras a jugar libre 

ese juego sin ego, sagrado y secreto

del eterno presente

sin pasado ni futuro

sin culpa, sin miedo y sin vergüenza,

sin expectativas ni explicaciones,

sin conciencia ni consecuencias.

 

Una parte de mí 

desea llorar en tu hombro

las heridas calladas de Troya,

hundirme en cada hendidura de tu cuerpo,

fundirme y atravesar cada poro de tu piel,

abandonarme en tus brazos,

sentirme envuelto para siempre

por el candor de tu abrazo,

sintiendo el pulso en tu pecho turgente

y diluirme en el magma de tu vientre.

 

Una parte de mí

tiembla de susto

aterrada ante el abismo

del miedo a perderlo todo,

ese vértigo sentido

ante el vacío sinsentido

reflejado ante el espejo

que proyecta mi propio deseo.

 

Una parte de mí

desea morir en tí

enterrado en el frenesí

de jadeos, gemidos,

gruñidos, mordiscos,

y suspiros sin censura.

 

Una parte de mi desea

pedirle consejo a tu oráculo.

Una parte de mi

no desea jamás escuchártelo.

 

Un parte de mí desea

detener el tiempo

disolver los minutos

derretir los relojes

quemar cada hoja del calendario

Y aunque sea por un momento, 

despojarse de máscaras

de yelmos y armaduras,

desnudarse de cáscaras

y gritar esta loca cordura al viento.

 

Una parte de mí

siente una reprimida tensión contenida

a punto de hacer explosión

esperando que algún día

seas tú la chispa que prenda la mecha

que desencadene la fantasía.

 

Una parte de mí desea llegar a acuerdos sanos.

Otra parte de mí, se resistirá siempre a cumplirlos.

 

Una parte de mí desea cuidarte.

Otra, devorarte y también ser devorado.

 

Todas estas partes son parte de mí,

y no soy ninguna de ellas, sino todas,

las que escucho y las que acallo.

 

¿Será posible un día en el infinito

llegar lo suficientemente lejos

para atravesar las fronteras del deber

y dejarnos atravesar

entregados al deseo y al placer?

 

Y tal vez lo más inquietante,

¿Será evitable este destino

cuando llegue su momento?

¿Tendrá vuelta atrás ese camino? 

No hay comentarios: