Abre tu ventana y vuela nuevamente
vuelve sólo por esta noche
sobre la niebla londinense
al País de Nunca Jamás.
Siéntame en tu regazo
para zurcir de nuevo
a mis pies de duende
esta sombra traviesa
de caballo desbocado,
este impulso vital,
esta fuerza divina,
esta pulsión irrefrenable,
este torrente sin cauce.
Ayúdame a encontrarte,
liviana y maternal
tejedora de sombras.
Pide a Ariadna su hilo
para salir de este laberinto,
antes de que el Minotauro
me encuentre de repente,
antes de que mi sombra
ay, bala perdida,
se pierda para siempre.
¡Rápido, Wendy! ¡Es urgente!
El Sol está quemando fuerte
y derrite ya la cera de mis alas.
Vuelo demasiado alto, demasiado lejos
sin el lastre de mi sombra,
¿qué diré a Dédalo cuando caiga?
¿qué pasará si Garfio me atrapa?
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