Cuentan que dijo un yeco
que le contó un piquero:
"Cincuenta humanos llegaron
a conversar en Quintero....
Llegaron desde Aysén,
de Coyhaique y del Chelenko,
de Viña y de Hornopirén
de la isla Juan Fernández
de Puerto Varas y Chiloé
de Copiapó y de Mantagua,
de Valpo y el Gran Santiago,
de Bogotá y de Rancagua.
Cuando del bus se bajaron
y exquisito comieron,
en círculo se sentaron,
sus objetos ofrecieron.
Desde el cielo los miraban
las gaviotas y los yecos,
y cuentan que en la mañana
llegó el chungungo a acogerlos.
Al entrar al océano
en los botes se subieron,
pa` ponerle rostro humano
al sufrimiento en Quintero.
Que el mar sea el auditorio
de los hombres y mujeres
guardianes del maritorio,
en defensa de los seres.
Escucharon testimonios
de la vida y resistencia
en zona de sacrificio.
Qué dura es su existencia!
Sintieron su gran dolor
y también algo de rabia.
¿Cómo honrar el valor
de una gente así de sabia?
El jueves, ya de cabeza,
explorando todas juntas,
un café de mesa en mesa
las más profundas preguntas.
En el juego de la vida
papas, cestos y lanitas
al instante se transforman
al tocar la campanita
en poder, altar y vidas.
En el círculo, otro circulo,
acá lo llaman pecera
develan sus tensiones
y unas lágrimas de pena.
Un momento de silencio
para irse muy adentro,
que el tiempo fluya muy lento
entre el mar y el firmamento.
A la mañana siguiente
se despiertan con el juego
malabares de la gente,
caos y orden vienen luego.
Josefina y su diamante
divergente y convergente
nos develan sus secretos
el crujido emergente
nos descubre sus misterios.
En Aysén, transición justa
Los bosques de macroalgas,
Bases de datos pelágicas,
organizar el apruebo,
defender ríos y esteros,
todo se vuelve posible
como por arte de magia
en el gran Espacio Abierto.
Ha llegado el gran momento
de la acción colectiva
sabia y colaborativa
al reunir cada elemento.
Está llegando la hora
de dar un paso al frente
para actuar sin demora
protegiendo el medioambiente.
El Juan Pablo y su guitarra,
con una gran emoción
canta a la agüita sagrada
abriendo su corazón.
La última noche juntos
Tiempo de celebración
Karen y su guarito
nos sorprenden con su ron.
Aquella última mañana,
en el círculo final
tiempo de volver a casa,
con la cosecha al hogar.
Muchas gracias Mingamar
por esa entrega total
por enseñarnos a amar,
un liderazgo integral,
liderar colaborando,
con alegría sincera,
es vivir facilitando
el arte de conversar,
con coraje celebrando
el arte de anftirionar.