Aún recuerdo el día en que la conocí. Llegó a mi puerta una noche de invierno de 2007. Ella había venido a Sudamérica para participar en un congreso en Perú y dado que su vuelo de regreso a Australia pasaba por Santiago, tenía un par de días para visitar Santiago. Envió un mensaje a la lista de correos del Foro Intercultural Latino y me ofrecí a recibirla y hacerle una visita guiada a las montañas.
Aquella noche fría y oscura en un Santiago cubierto por la llovizna, cuando abrí la puerta me encontré con una mujer mayor, flaquita, más baja que yo, con grandes lentes, con un gorro de colores vivos, un chubasquero brillante, una mochila a sus hombros y una gran y memorable sonrisa.
Yohana había preparado mariscal aquella noche, una suerte de sopa de pescado y marisco cocinada en una olla de greda.
Al día siguiente nos levantamos temprano y subimos a Farellones para que pudiera conocer la Cordillera. Le mostré el Santuario de Yerba Loca, paramos en los miradores con las mejores vistas y visitamos el Colegio Farellones, donde conversó con los estudiantes y, sobre un globo terráqueo, les mostró dónde está Australia.
Aquel día de viajes conversamos durante horas. Ella me contaba sus experiencias en sus viajes y proyectos en el sudeste asiático. Yo le contaba de mis desafíos en la cordillera. De ella escuché primero sobre el Open Space Technology. Aunque todavía no alcanzaba a comprender de qué se trataba.
En su noche de despedida, salimos a tomar un vinito al "Bajo Llave", un bistro subterráneo en el Barrio Lastarria, con Christine, con Yohana y con Claudia Raffo
Aquella noche me regaló dos de los libros escritos por ella: Practical Facilitation. Toolkit of techniques y Understanding Facilitation.Theory and Principles.
El resto me los envió fue enviando en paquetes por correo desde Australia: Facilitating Empowerment. Facilitating Multicultural Groups y Facilitating Cultural Transitions. Aquel verano me los devoré todos, uno a uno. Aquellos textos fueron clave para motivarme a iniciarme como facilitador independiente.
Estaré eternamente agradecido de Christine, a quien considero mi mentora y maestra, porque me mostró el camino de la facilitación. Movida por su gran generosidad y entusiasmo, me regaló todos los libros que ella había escrito para que pudiera leerlos con calma. Me mostró que es posible dedicar la vida a facilitar, y que se puede vivir de ello. Y me mostró que existe un universo de posibilidades más allá del lucrativo mercado corporativo, en el que es posible poner la facilitación al servicio de procesos sociales, públicos, comunitarios.
En sus libros encontré la suficiente seguridad para lanzarme a emprender como facilitador de desarrollo humano, organizacional, comunitario, local, territorial y sostenible.
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