De día sueño una noche con dos lunas.
Tú, transformada en sirena
Yo, Ulises sin mástil ni remedio.
Caigo entre la salada espuma
náufrago de tus caderas...
Y convertido en cometa
atravieso la vía láctea
de tus pecas ahogadas
en un océano de estrellas.
Por suerte, despierto,
abrazado a mi ancla,
suspiro,
encadenado en oro
y te veo a lo lejos
perdiéndote,
humana nuevamente,
dejando como única estela
un tenue brillo
entre las sombras de la ciudad.
entre las sombras de la ciudad.
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