en Ecuador y Bolivia
escribieron con sus manos
los derechos de la Tierra.
A los pueblos hermanos
el cielo los cobija,
la Pachamama los alberga.
Los pescadores chilotes
se quedan sin su sustento
mientras grandes salmoneras
ensucian todo alimento.
La Marea Roja se extiende
por toda la Patagonia
mientras políticos y gerentes
del principio precautorio
todavía nada entienden.
En humedales y ríos,
cisnes de cuello negro
mueren por la inconsciencia
de humanos de cuello blanco,
de empresas con mucha ciencia,
mas sin alma ni sapiencia.
Hermanos animales
ya no son bienes muebles
son seres sintientes
y así lo reconocen
leyes de otras gentes.
Incluso desde la neurociencia
en Cambridge declararon
que el fenómeno de la conciencia
no es solo de los humanos.
Al otro lado del mar,
tras el Océano Pacífico
los maorí de Nueva Zelanda
para sus ríos lograron
reconocimiento jurídico
como sujetos de derecho.
Hielos eternos glaciares
de montañas y volcanes
cubren la Cordillera,
si no los derrite el clima,
lo hará la industria minera.
Y en el futuro los hijos
cuando saciar su sed quieran
de reservas de agua dulce
hallarán solo cobre y piedras.
a nuestros hijos?
¿Qué hijos dejaremos
para este Chile?
Si las generaciones futuras votaran,
las leyes las protegerían
mas la voluntad política
es un recurso altamente renovable.
Avanzar, con un pie en el presente
con otro en el futuro,
Actuar hoy, pensando en el mañana.
Comer local, Sentir global
recordando en cada decisión el legado
escuchar siete generaciones hacia atrás
y siete hacia adelante.
Por eso yo quiero
en este proceso constituyente
una Constitución que conserve
el derecho al medio ambiente.
los derechos de las generaciones futuras
los derechos animales
el derecho al agua
sobre los derechos de agua
y el derecho de los ríos.
sin olvidar por supuesto
los derechos humanos
a bailar y celebrar.
Que los conservadores
aprendan a conservar,
que los liberales
nos dejen en libertad
y que los progresistas
nos permitan progresar.
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