"La cosecha es abundante
y los obreros escasos."
(Mateo 9, 37)
En los confines del mundo,
allá donde la Tierra pierde su casto nombre,
allá donde la Tierra pierde su casto nombre,
Se llamaban Abundancia y Escasez.
Sus habitantes se llamaban abundantis y escasitos,
respectivamente.
Los profetas de Abundancia olvidaron los límites
planetarios.
Los agoreros de Escasez lucraban con el miedo.
Los feligreses de Abundancia creían en la teoría del
chorreo.
Los que vivían en
Escasez conocían muy bien las goteras.
Los abundantis opinaban de los escasitos:
"pobres miserables e ingratos de poca fe".
"pobres miserables e ingratos de poca fe".
Los escasitos opinaban de Abundancia:
"obscena e inalcanzable opulencia".
"obscena e inalcanzable opulencia".
Los escasitos trabajaban en los Centros comerciales de
Abundancia,
y con frecuencia se
sobre-endeudaban para vivir como sus clientes y patrones abundantis.
-"La abundancia te lleva a la colaboración. Bienvenido a
la era de la economía colaborativa" -decían los abundantis innovadores.
Colaboraban sus farmacias, colaboraban sus mineras, sus industrias de pollos,
colaboran sus empresas pesqueras con sus senadores, colaboraban sus
multinacionales. Hasta las plataformas de su economía colaborativa se habían
convertido en monopolio.
Mientras tanto, los escasitos, murmuraban:
-"Colaborando sobrevivimos; desde la minga hasta la olla comunitaria.
El
bingo solidario es nuestro crowdfunding. La polla, nuestro microcrédito entre
pares".
Los abundantis eran optimistas tecnológicos:
-"No os preocupéis, la tecnología nos salvará!"-
repetían sus gurús en los seminarios
Los escasitos eran pesimistas institucionales.
-"Y
ahora, quién podrá defendernos?"- declamaba su anti-héroe favorito.
Los hijos de Abundancia iban a colegios de Abundancia para
seguir siendo abundantis. Sus papás les compraban los compañeritos, para que encontrasen en el futuro un trabajo digno de un abundantis.
Los hijos de Escasez iban a escuelas de Escasez, con profesores
escasitos, y probablemente seguirán siendo escasitos. Un escasito se alegraba de encontrar un trabajo digno, pues muchos ignoraban su significado.
Raramente un abundantis se casaba con un escasito.
Y cuando eso ocurría, las familias se miraban con recelo.
¿Qué pensaría el resto?
¿Qué pensaría el resto?
Para bien o para mal,
los escasitos son abundantes, y los abundantis, escasos.
los escasitos son abundantes, y los abundantis, escasos.
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