domingo, 21 de diciembre de 2014

2014, un año de abundancia

Se acerca el fin del año 2014, que según el calendario chino, correspondió al año del Caballo.
Un buen momento para mirar atrás el camino -tan trotado y cabalgado-  y recapitular logros y aprendizajes. ¿En qué he estado durante este año?
  • Con el equipo de Investigación-Acción de Glocalminds, a petición de la Fundación Imagen de Chile, llevamos a cabo un estudio comparativo sobre cómo otros países - Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Perú y Ecuador - han incorporado símbolos de Pueblos Originarios en sus estrategias de Marca País.
  • En Diciembre, facilité una sesión de inducción a los nuevos miembros del HUB Colunga, abriendo toda una posibilidad de colaboración con la Fundación Colunga, que confiamos en que dará muy buenos frutos.
  • Junto con MariSol Dinamarca y Reilly Dow facilitamos una feria de innovación en Veterquímica, un laboratorio veterinario cuya misión se orienta al bienestar animal.
  • Durante el segundo semestre continué acompañando a la oficina de Cultura de la Municipal de Paine en la implementación de su Plan de Cultura Comunal, con el apoyo del Programa Red Cultura del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. En el marco de esta asesoría, co-facilitamos con Karen Mendez, Suka Ortiz y Josefina Maturana un Café mundial con artistas locales y gestores culturales de la comunidad.
  • En el ámbito de Consultoría Intercultural, acompañé a en sesiones de  formación intercultural a ejecutivos de las multinacionales BHP-Billiton, Zurich, Novartis, Unilever y Heineken.
  • A lo largo del año, tuvimos cinco CoCreaLabs en Santiago, distribuidos en Wayra, Artepaz y Corfo, aprovechando las visitas que tuvimos desde México y Colombia: 
    • Angélica Morales:  Entramados Colaborativos para una Educación Transformadora
    • Juan Pablo Sanchez King: Cultura biorganizacional
    • Jennifer Trujillo: Tejiendo conversaciones en torno al fuego
    • Juliana Medina: Comunicacion para el desarrollo sostenible 
    • Karen Mendez: Generación de Capacidades con enfoque sistémico.
  • Por su parte, en Cali (Colombia), impulsaron varios CoCreaLabs con:
    • Stephan de la Peña: Cómo cambiar el mundo
    • Inge Merete: Las crisis de sostenibilidad
    • Ricardo Muriel   : Gamificación

¿Y qué se vendrá para el 2015? Seguro que nuevas y sorprendentes aventuras.









martes, 16 de diciembre de 2014

Team Mastery Latinoamérica

Durante el 2015, Mondragon Team Academy ofrecerá en Chile el programa Team Mastery, orientado a la formación de entrenadores de equipos emprendedores y dinamización de entornos de innovación.
El programa aplica la metodología finlandesa de aprendizaje colaborativo conocida internacionalmente como Team Academy.

domingo, 14 de diciembre de 2014

HACIA UNA ECONOMÍA DEL CUIDADO, EN UNA SOCIEDAD DEL CUIDADO

En mi día a día como facilitador me encuentro diariamente con personas que se quejan de que sus jefes no cuidan a sus equipos, con profesores que reclaman que los padres no cuidan a sus hijos, con emprendedores quejándose de que sus empleados no cuidan a sus clientes, con universidades y colegios que no cuidan a sus profesores, con ONGs que no cuidan a sus socios…Incluso a nivel personal, confieso que a veces me sorprendo descuidando mi cuerpo y mi salud, descuidando a mi familia, descuidando mi jardín, descuidando mis sueños...

Según el portal mifuturo.cl, en el Chile del siglo XXI, un ingeniero en minas con 4 años de experiencia cobra mensualmente entre USD 5000 y 6000. Una educadora de párvulos que cuida a nuestros niños, al rededor de USD 1000. ¿Cómo llegamos hasta este punto de desvalorización del cuidado como sociedad? ¿En qué momento dejamos de cuidarnos unos a otros? Creo que estas preguntas solo nos conducirían a dinámicas culpógenas y a una estéril conversación de juicios y explicaciones. Invito al lector a una mirada apreciativa para descubrir en su entorno múltiples manifestaciones del cuidado.

Sin embargo,  así como podemos observar dinámicas de no-cuidado en nuestra actualidad, también existen expresiones de cuidado que toman las más diversas formas: cadenas de oración, empleadas del hogar que cuidan a los hijos de jóvenes profesionales, inmigrantes que cuidan a nuestros abuelos, niños que cuidan mascotas que los cuidan, familias que adoptan niños, comunidades indígenas que cuidan áreas protegidas, pastores que cuidan rebaños, emprendedores que cuidan sus negocios…




El filósofo colombiano Bernardo Toro, junto con el teólogo brasileño Leonardo Boff proponen avanzar hacia el Paradigma Ético del Saber Cuidar: Cuidado de uno mismo, Cuidado del otro, Cuidado del Cuerpo, Cuidado del Espíritu, Cuidado de la Comunidad, Cuidado del Planeta.



Por su parte, desde Sistema B, se propone la creación de Empresas-B que trasciendan la búsqueda de la maximización del beneficio y vayan “Beyond profit” , más allá del beneficio, orientar su operación a “hacer bien el bien”, recuperando el sentido profundo de conceptos  como “bene-ficio” y “com-pañía”: compartir el pan.

En sentido similar apuntan también Raj Sisodia en "Capitalismo Consciente", Freddy Kofman en "La Empresa Consciente",  y su consultora Axialent.

En el anterior post exploramos sobre las posibilidades que nos abriría entender el liderazgo como elejercicio de cuidado de las personas y el propósito. ¿No es acaso aquello que deseamos conservar y cuidar, lo que nos otorga las convicciones necesarias para asumir los desafíos del liderazgo?


¿Y si emprender fuera, en realidad, el arte de cuidar? Cuidarse a sí mismo y su familia,  cuidando a los equipos, para que cuiden a los clientes, para cuidar el negocio, cuidando de la comunidad y cuidando del planeta.

¿Cómo sería una nueva generación de empresas basadas en la ética del cuidado? ¿Y si las Empresas B fueran las llamadas a mostrar el camino hacia la economía del cuidado? ¿Cómo será una sociedad que valore verdaderamente, honre y fortalezca las cadenas de cuidado?

EL PODER DE (ELEGIR) CUIDAR



En la película "Cómo entrenar a tu dragón 2" se nos muestra simbólicamente dos arquetipos de liderazgo:

  • El dragón Alpha negro, que domina desde el miedo y el control
  • El dragón Alpha blanco, que lidera desde el cuidado. En las últimas frases del combate final, el protagonista declara: "El Alpha los cuida a todos"
Esa última frase me dejó reflexionando sobre las palancas que usan distintos los líderes para influir en otros. Durante las últimas décadas, se han publicado miles de libros sobre liderazgo y gestión del cambio. Hemos llegado a creer que liderar implica necesariamente impulsar procesos de cambio y transformación. Pero no siempre se trata de transformar por transformar. En un proceso evolutivo, algo se conserva y algo cambia. Cuando se le pide hablar de innovación y cambio, el profesor Humberto Maturana suele preguntar a la audiencia "¿Qué queremos conservar?". Preguntarnos por lo que queremos conservar, implica de algún modo preguntarnos qué es aquello que verdaderamente nos importa, qué es eso que anhelamos cuidar.

Cuando los consultores de "gestión del cambio" se encuentran alguna oposición, despliegan su repertorio de estrategias de "manejo de resistencias". "Allí donde hay poder, hay resistencia" decía Foucault. Algunos consultores dicen -"La gente no se resiste al cambio. Se resiste a ser cambiada". Otros dirán, detrás de cada resistencia, hay algo que les importa, algo que desean cuidar y conservar; y probablemente, miedo a perder eso tan importante.

Es precisamente en aquello que anhelamos cuidar, donde encontramos el coraje, la convicción y la fortaleza para navegar las dificultades cotidianas y las incertidumbres de sistemas complejos, tanto par cuidar lo que buscamos conservar, como para transformar lo que necesite ser transformado. ¿Qué significa, por tanto, liderar desde el cuidado?          


Los Guerreros Sin Armas, del Instituto Elos de Brasil, en la filosofía de su Juego OASIS señalan en uno de sus principios "Caminamos Juntos, Cuidando de nosotros mismos, del Otro y del Sueño común al mismo tiempo". Creo que esta simple frase resume con sencillez el significado de liderar desde el cuidado:

- Caminamos Juntos: implica acompañarse, sin trazar un camino previo, no ir delante ni detrás, sino juntos, explorando juntos en la enacción, haciendo camino al andar.

Cuidando de Nosotros mismos: cuidando todas las dimensiones de nuestro ser: mi cuerpo, mi salud, mis relaciones, mis emociones, mi espiritualidad, ...

- Cuidando del Sueño común: implica cuidar la visión compartida del futuro deseado que deseamos cocrear. Así resume Peter Senge el liderazgo: La capacidad de un colectivo humano de co-crear el futuro que desea vivir.

- Cuidando del Otro: en los Otros caben todos los demás: el equipo, los colaboradores, la familia, los clientes, la comunidad, las generaciones futuras. Cuidar implica prestar atención, acoger y contener amorosamente, empatizar, tratar con cariño y respeto. En el cuidado genuino emergen la confianza y la ternura.

- Al mismo tiempo: implica que no son categorías discretas opuestas entre las que haya que elegir, sino que es posible hacerlo simultánea y complementariamente, en ciclos recursivos y recíprocos. Al cuidar de mí, cuido del sueño. Al cuidar del sueño, cuido de tí. Al cuidar de tí, me cuido y cuidamos el sueño... y así sucesivamente.

¿Qué es lo que eliges cuidar cada día?



domingo, 3 de agosto de 2014

Abrazar la Luz y la Sombra



Viuda de negro perdida, Ángel negra luminosa.
Una despierta mi luz. Otra despierta mi sombra.
Y esa pasión sin culpa, esa ternura sin juicio,
transgresión y travesura del deseo sin palabras
todas danzan en paz sin mirar ni tocarse.

Su luz enciende mi luz. Su sombra aviva mi sombra.

De pronto, en un abrazo, somos seis que respiramos
Mi luz y su sombra, Tu sombra y su luz
Mi sombra y tu luz, luz y sombra nuestra.
Y las seis se funden en un instante de olvido memorable.
Trampa para una, sanación para otra.

Sanadora, vidente, aprendiz y maestra.
En el ojo del huracán reside la calma,
en el ojo del jaguar reside el misterio.
Guerreras del fuego, amantes del agua,
hechiceras del aire, diosas de la tierra.

Bendita la tierra que pisan vuestros pies,
bendita la tribu ancestral que nos une,
bendito el entramado que tejemos día y noche,
bendito el perdón que no llega,
bendita la sal sobre la herida abierta.

Precisión de palabra, templanza de esclava,
energía desbocada, orisha liberada,
poder de espada, ofrenda sagrada,
elijo cuidar vuestro altar intocable,
honrando en silencio, elegancia y coraje,
de cualquier sacrilegio o sortilegio.

miércoles, 18 de junio de 2014

JUGAR, COMPETIR, COLABORAR

El Mundial de Brasil 2014 ha avivado el espíritu deportivo. La exaltación de los símbolos nacionales, el orgullo patrio, las caras pintadas con los colores de las banderas, las camisetas, los himnos... todo un entramado de rituales que van más allá de lo deportivo, pues son capaces de emocionar y poner a un país a celebrar o a llorar. En el mundial aparece la competitividad, el ánimo de ganar al adversario. Y aparece también la colaboración, el trabajo en equipo, la celebración colectiva.


Tanto la cooperación como la competencia tienen sus luces y sombras. En los noventa, cuando me inicié en el campo de la educación no formal para la paz, descubrí la tradición de los juegos cooperativos en el marco del voluntariado juvenil y la animación sociocultural. Estudiando Economía, encontré la Teoría de Juegos, y el Equilibrio de Nash, que luego me ayudarían a comprender la tragedia de los comunes.  Durante mi trayectoria profesional como facilitador de aprendizaje experiencial en adultos he ido incorporando y creando una amplia gama de juegos, dinámicas y ejercicios que permiten a los participantes vivenciar una experiencia metafórica de la cual extraer aprendizajes para transferirlos a su vida real y su trabajo.

A pesar de esta experiencia, la visita de Jennifer Trujillo, ingeniera mecatrónica colombiana, facilitadora de tecnologías sociales Art of Hosting, Guerrera sin Armas formada en el Instituto Elos, y miembro de redes como AIESEC, Impact HUB y CASA, me situó nuevamente en posición de aprendiz. Intuyo que su inspiradora presencia y las preguntas poderosas que nos dejó, seguirán reverberando durante mucho tiempo. En lo personal, yo me quedé con varios aprendizajes sobre el juego y la colaboración.

Durante sus talleres en el marco de la Escuela de Innovación Social, nos facilitó un sencillo pero potente juego simbólico con unas mazorcas de maíz y unos cuencos de barro. Era un juego con una simple definición de éxito, frente a la cual se podía elegir jugar siguiendo estrategias competitivas o cooperativas. Creaba un microcosmos que mostraba en forma evidente la complejidad de las dinámicas involucradas en un cambio sistémico. En el juego, como en la vida, las reglas del juego estaban en la mente de los jugadores. Algunos trataban de jugar un juego nuevo, pero con reglas antiguas. Algunos buscaban estrategias colaborativas, pero no funcionaban si el resto seguía compitiendo. "En la vida como en el juego" repetía Jennifer una y otra vez .


Tras varias décadas en que la competitividad sintetizaba el paradigma dominante, en los últimos años se ha puesto de moda el apellido "colaborativo" y se usa en los más diversos ámbitos: innovación colaborativa, aprendizaje colaborativo, liderazgo colaborativo, economía colaborativa... como si todo lo competitivo fuera negativo y la mera colaboración fuera a salvarnos. Ojo, ni es oro todo lo que reluce, ni mierda todo lo que huele. Las células terroristas de Al-Qaeda también colaboran entre sí, y algunas empresas multinacionales también colaboran y se coluden para acordar precios o mantener posiciones de poder en el mercado. Tanto la colaboración como la competencia no son fines en sí mismos y no son buenos o malos en sí, sino simplemente instrumentos, como un martillo o como el liderazgo. Lo que marca la diferencia es la causa o propósito al servicio del cual se ponen. ¿Qué criterio guiará la decisión de cuándo colaborar o cuándo competir? ¿para qué competir o cooperar? ¿desde dónde competimos y cooperamos?

En otra conversación que tuve con otra colega  argentina Pat Mollá, durante el encuentro de facilitadores gráficos, me resonó el poder simbólico del Juego: "Con la realidad no se juega"- decía Pat.

"¿Cómo la leona enseña a sus cachorros a cazar? Jugando" - decía Jennifer. El juego como metáfora, cómo símbolo, nos permite equivocarnos, nos permite errar y aprender sin graves consecuencias, nos permite por tanto,  aprender, transformarnos y sanarnos individual y colectivamente.

Humberto Maturana, en su libro "Amor y Juego"  sugiere:
El juego en los seres humanos es una actitud fundamental que es fácilmente perdida debido a que requiere inocencia total. de hecho, cualquier actividad humana hecha en inocencia, esto es, cualquier actividad humana hecha en el momento en que es hecha con la atención en ella y no en el resultado, esto es, vivida sin propósito ulterior y sin otra intención que su realización, es juego; cualquier actividad humana que es disfrutada en su realización debido a que la atención del que la vive no va más allá de ella, es juego. Dejamos de jugar cuando perdemos la inocencia, y perdemos la inocencia cuando dejamos de atender a lo que hacemos y comenzamos a atender a las consecuencias de nuestras acciones, o algo más allá de ellas, mientras aún estamos en proceso de realizarlas. 
Al acompañar las tareas -lo que en España llamábamos "deberes"- de mi hija de 5 años, he observado que cuando aborda su tarea desde el deber, lo siente como una obligación, raramente lo disfruta, da señales de ansiedad e inseguridad. Cuando, en cambio, afronta  sus tareas como un juego, la observo más fluida, comprometida, abierta al aprendizaje, pasa más rápido el tiempo y se siente que disfruta más.

En los últimos años ha surgido otra buzzword o palabra de moda: la "gamificación" o "ludificación". Y aprovechando la tendencia, nacen consultores y  expertos en videojuegos, aplicaciones lúdicas descargables, juegos para cambios conductuales, juegos de aprendizaje. ¿Estaremos ante una época en la que el deber y el jugar están diluyendo sus fronteras?

Ante estas reflexiones, sólo me surgen nuevas preguntas...
¿Qué juegos estamos enseñando a nuestros hijos? ¿Qué les enseñan los juegos actuales sobre la vida?
¿Qué juegos jugamos cada día, sin darnos cuenta? ¿Cómo cambiar las reglas del juego?
¿Qué posibilidades se nos abrirían si habitáramos el vivir, el trabajar, el emprender, el aprender como simples juegos? ¿Qué podemos aprender del poder de los juegos para transformar sistemas?


viernes, 2 de mayo de 2014

Glocalminds presenta su Memoria 2013

Glocalminds presentó su Memoria 2013


Entrelazando Eros

Tuve la fortuna de nacer en el País Vasco de finales de los setenta, en una España en transición a la democracia. Viví mi infancia en los ochenta y mi adolescencia en los noventa, en una sociedad vasca marcada por el terrorismo. Desde los catorce años, me involucré activamente en un denso tejido asociativo donde convergían múltiples causas: el pacifismo, la educación ambiental, el voluntariado, la inclusión de jóvenes con discapacidad, la cooperación internacional, los movimientos parroquiales… En aquel contexto, fui testigo –y también sujeto- de momentos históricos y significativos de procesos sociales que alcanzaron un momentum inesperado. Ejemplos memorables de ello fueron la acampada que demandaba  dedicar  el 0,7% del PIB a cooperación para el desarrollo y la campaña del lazo azul por la libertad de los secuestrados que activó la movilización ciudadana pacífica de rechazo al terrorismo.

Al leer años años después el libro “The tipping point” de Malcolm Gladwell (traducido al español como “La clave del éxito” o “El punto clave”), pude comprender y conceptualizar muchos de aquellos procesos de transformación de los que me había sentido parte, explorando preguntas como  ¿Por qué son tan importantes las conexiones críticas para llegar a una masa crítica? ¿Cómo una minoría llega a ser mayoría?

Lo que llevamos de siglo XXI se ha caracterizado hasta el momento por un proceso global de transición de paradigmas, modelos mentales y relatos. Por un lado, convivimos diariamente con numerosos sistemas (de negocios, de creencias, de educación, de formas de vida) que enfrentan una fase de decadencia, colapso o al menos un profundo cuestionamiento. Por otro lado, somos testigos de una efervescencia de múltiples sistemas emergentes (modelos de negocio, prácticas, cosmovisiones…). Algunos de ellos ya forman parte del  cotidiano vivir y otros aún no ven la luz o permanecen bajo la superficie de la conciencia social.

La autora estadounidense Margaret Wheatley, co fundadora del Berkana Institute, plantea que el rol de los líderes den el siglo XXI consiste en facilitar la transición, generando las condiciones para que las personas que habitan los sistemas que decaen puedan transitar progresivamente a los sistemas que emergen. Sin embargo, esta transición no es fácil. Los sistemas predominantes conocidos ofrecen certeza y seguridad a quienes se aferran a ellos, por lo que dar un paso al lado implica salir de su zona de comodidad y enfrentar miedos profundos. Abrazar un nuevo paradigma puede implicar, para muchos, un salto al vacío. Sin embargo, una red puede aminorar el temor. Una red puede hasta ser el puente para atravesar al otro lado del precipicio.

Para que fenómenos locales, espontáneos y desarticulados se transformen en innovación social, escalable y sostenible, Wheatley enfatiza la importancia de nombrar, conectar, nutrir e iluminar estos sistemas emergentes.  Primero, requieren ser nombrados, para ser reconocidos, para tener distinciones lingüísticas que nos permitan percibirlos. Para fortalecerse, necesitan conectarse en red, intercambiar experiencias, generar vínculos, ampliar el alcance. Para sostenerse, necesitan cultivar comunidades de práctica con un propósito compartido. Para crecer, necesitan nutrirse con inspiración, y modelos creativos de generación de ingresos. Para ganar legitimidad y reconocimiento, necesitan iluminarse, visibilizarse, hasta convertirse en sistemas de influencia.

Hoy en día, todo innovador social que desee escalar el impacto de su innovación, necesita comprender la lógica inherente al funcionamiento de las redes. Para que una práctica local sea adoptada globalmente requiere viralizarse, hacerse fácilmente reproducible, fácil de comunicar y compartir, fácil de aprender y no solo fácil, sino también, deseable, inspiradora, excitante. En palabras de Malcolm Gladwell, la innovación social necesita ser sexy, contagiosa, pegadiza. Las redes son un canal natural para multiplicar la visibilidad y por tanto, expandir el alcance e impacto de la innovación.

Al mismo tiempo,  una red nutrida y densa constituye un caldo de cultivo para innovaciones sociales, pues cualquier idea o práctica que llegue a ese sistema, puede difundirse rápidamente gracias a la mayor conectividad y densidad de las interacciones. Un ejemplo inspirador de estos entramados colaborativos puede encontrarse en Aconcagua Summit, que ha sabido reunir en torno a sí a un amplio conjunto de líderes de diversos orígenes y sectores, con emprendedores sociales que comparten un sentido de complicidad, que les permite co-inspirar nuevas iniciativas colaborativas para un país más, justo sustentable y feliz. Los ingredientes claves de sus encuentros son sencillos: naturaleza, diversidad, sentido transcendente, arte, movimiento corporal, conversaciones, emociones, silencio, espacios lúdicos.

A nivel mundial, es destacable la expansión que han tenido durante los últimos años iniciativas de innovación social en red. Un ejemplo de alcance global es ImpactHub que ya conecta docenas de espacios físicos y comunidades de innovadores en los cinco continentes. En el ámbito de la educación emprendedora,  sugiero seguir la trayectoria exponencial de la red de emprendizaje cooperativo de origen finlandés Tiimi Akatemia Learning Network, que reúne a cientos de coaches de diversos países, desde China hasta Brasil. Por su parte, la comunidad global de práctica del Art of Hosting, difunde técnicas de liderazgo participativo y técnicas para facilitar conversaciones significativas, que son, en sí mismas, innovaciones sociales que al operar en red, multiplican y expanden su alcance.

Un patrón común que mueve estos ejemplos es el  campo de relaciones de cariño y vínculos afectivos que surge de la interacción entre los participantes, especialmente cultivado en espacios informales y distendidos: Sexy salads en Madrid, Pechakuchas en Estambul , ServiceJams en Melbourne, GreenDrinks en Estocolmo y otras instancias como la Pola Social en Bogotá, que inspiró a impulsar la Chela ciudadana en Santiago. Estas instancias se convierten en contenedores amorosos que acogen y expanden ese impulso creador a nivel individual y colectivo, quealgunos llaman Eros. Al fin y al cabo, redes afectivas son redes efectivas.

Publicado inicialmente en Tejeredes.

miércoles, 16 de abril de 2014

Más allá del Optimismo y el Pesimismo

Una amiga israelí preguntó en Facebook... ¿Qué razones encuentras para ser optimista? 
Bastó esta mera pregunta para gatillar una reflexión sobre el fundamento irracional de la esperanza.

El profesor Humberto Maturana plantea que una teoría es un constructo racional que se sostiene en premisas o supuestos no racionales (lo que elegimos creer). En mis talleres de Liderazgo para la Sostenibilidad a menudo encuentro entre los estudiantes las mismas preguntas que se han hecho pensadores de todas las épocas desde la antigua Grecia hasta la Ilustración francesa.¿Es posible el cambio? ¿Cuánto puede transformarse un adulto? ¿Es el hombre bueno por naturaleza? ¿acaso la sociedad lo corrompe? ¿Son todos los empleados flojos? ¿ O son capaces de auto-motivarse? 

Heráclito frente a Parménides, Hobbes frente a Rousseau, MacGregor frente a Ouchi... Autores cuyos pensamientos nos visitan con frecuencia en los espacios de aprendizaje que facilito. Paradojas aparentemente contradictorias, oxymoron, enigmas koan que solo pueden ser resueltos con un satori. Con frecuencia la reflexión final asemeja la respuesta de un maestro zen. Tanto si eliges creer una opción como si piensas lo contrario, estás en lo cierto, puesto que actuarás como si esa creencia fuera verdadera, creando en el mundo una profecía de autocumplimiento, como en el Efecto Pigmalión


Hace tres siglos, Thomas Maltus fue acusado de hacer de la economía una ciencia del pesimismo. Frente a los obscuros augurios que vaticinaba Malthus, surgió la hipótesis del "optimismo tecnológico", que básicamente se resume en "No os preocupéis, la tecnología nos salvará". Cuando Donella Meadows planteó "Los límites al crecimiento" en su informe al Club de Roma en 1972, se le acusó de neomalthusiana. Cuarenta años después de su investigación, sus estimaciones son sorprendentemente vigentes:


Hoy, en pleno siglo XXI, aun hay fervientes personas que eligen creen en el optimismo tecnológico. Peter Diamandis, escritor de Abundance e impulsor de la Singularity University, es uno de sus principales cabezas. Apoyado en la Ley de Moore, sobre el crecimiento exponencial de las tecnologías, invita a soñar un futuro de computación infinita. ¿Cambio climático? No os preocupéis, los paneles fotovoltaicos se masificarán y reduciremos nuestra dependencia de combustibles fósiles. ¿Hambre? No os preocupeis, imprimiremos los nutrientes en impresoras 3-D. ¿Enfermedades? No os preocupeis, las impresoras 3-D que funcionarán con energía solar a partir de los paneles fotovoltaicos producidos por impresoras 3-D, producirán medicamentos accesibles en base a bio-nano-tecnología. ¿Cuándo se da el punto de inflexión para que tecnología se masifique? Cuando su interfaz se hace amigable para el usuario. Los computadores personales, la internet inalámbrica, la telefonía celular ya han pasado por ese punto en las últimas dos décadas. Se estima que durante la próxima década se masificará la energía solar, la impresión 3-D, la ingeniería genética, la computación infinita, la bionanotecnología, la internet de las cosas, la realidad aumentada...




Margaret Wheatley, fundadora del Instituto Berkana, invitaba en 2009, cuando Obama era elegido con el lema "Hope" a ir a un lugar más allá del miedo y la esperanza, para liberarse de expectativas y conectarse con el presente. Humberto Maturana plantea que la conducta ética espontánea surge en condiciones de ausencia de prejucio, exigencia o expectativa, cuando se dan los pilares del conocimiento, entendimiento sistémico y una acción adecuada accesible. En resonancia con lo anterior, Otto Scharmer en su Teoría U, invita a entrar en un estado de Presencia, con una mente abierta, un corazón abierto y una voluntad abierta, para lo cual se requiere suspender la voz del juicio, superar la voz del cinismo y enfrentar la voz el miedo, las tres barreras que es necesario franquear para llegar a dicho estado de Presencia y conexión con el propósito, con la fuente de inspiración, con el mejor potencial futuro. El Espacio Abierto que operacionaliza Harrison Owen, es precisamente una invitación a soltar el control, a aceptar lo emergente sin miedos, ni juicios ni expectativas. El Espacio Abierto, puede entenderse como un espacio de presencia colectiva donde emergen conversaciones colaborativas y coinspirativas en un convivir ético espontáneo.

En su quinto informe, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático IPCC endurece su discurso sobre los riesgos del actual rumbo de colisión y enfatiza el sentido de urgencia de un cambio drástico de modelo. Hasta el Papa Francisco I ha dado relieve a la agenda ambiental de la Iglesia. Si bien la ciencia lleva cuatro décadas alertando de las graves consecuencias de la inconsciencia colectiva, no pareciera haber extensos ni profundas transformaciones en el modelo subyacente. El geógrafo Jared Diamond en su libro Colapso detalla con ejemplos históricos los efectos de la estupidez colectiva. Numerosos líderes y autores que han dedicado su vida al cambio de conciencia de la población -el mismo Karl-Henrik Robert, Meg Wheatley, Rodrigo García Pizarro...- reconocen su frustración, y al escucharlos, resulta fácil  contagiarse del pesimismo, la desesperanza, la indiferencia, la decepción,  incluso la rabia. Sin embargo, esto lleva a preguntarnos ¿qué emocionalidad es necesaria para movilizar exponencialmente a la sociedad hacia un habitar humano más justo, sostenible y próspero dentro de los límites planetarios?




Los discursos más catastrofistas, apelando al sentido de urgencia, generan miedo, que es una emoción de nuestro cerebro reptiliano, que nos predispone a paralizarnos, huir o luchar. Sálvese quien pueda.

   

Los discursos más optimistas, apelando a la abundancia, invitan a la confianza, a la colaboración. En los escenarios extremos, la eu-topía Verde Brillante frente a la dís-topía Verde Oscura. El mundo corporativo prefiere pensar en una eu-topía Verde Brillante. "Nuestros clientes desean televisiones más grandes con menor huella de carbono" escuché en la Feria Bright Green en Copenhague en 2009. Recomiendo leer la Visión 2050 del Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD). Por su parte, la dis-topía Dark Green, habitual en los movimientos de transición, permacultura y ecoaldeas, invita a una vida post-pico petrolero más digna pero austera, volviendo a lo básico, a la bicicleta, al huerto urbano, a sistemas de alimentación local.

Los suecos Karl-Henrik Robert y Göran Broman, fundadores del MSLS, plantean:

"El desafío de la sostenibilidad no es si tendremos suficiente energía, comida u otros recursos tangibles, que los tendremos. La pregunta es.. Habrá suficientes líderes a tiempo?"

Por tanto, aceptan el optimismo tecnológico, pero se sitúan en una suerte de pesimismo institucional. Habrá suficiente tecnología, pero... ¿seremos capaces de crear los sistemas de gobernanza y cambio organizacional necesarios oportunamente?

Para ello, durante la próxima década necesitamos formar líderes conscientes, conectados con su propósito, inspirados, capaces de colaborar interculturalmente a gran escala, dotados de pensamiento sistémico, lenguaje generativo y habilidades de diseño ontológico. Para ello es necesario multiplicar con una lógica exponencial los agentes de cambio, los facilitadores, emprendedores sociales, innovadores sostenibles... da igual el apellido. El talento y el ingenio son abundantes en todas las clases sociales y culturas. Necesitamos generar condiciones para que la sabiduría colectiva se libere. Juanita Brown y David Isaacs dieron con una serie de condiciones para liberar la inteligencia colectiva que paquetizaron en el Café Mundial.

Fernando Flores, en  "Surfeando el Futuro", nos invita a literalmente a navegar la incertidumbre, desde la emocionalidad de una "Esperanza Radical", término acuñado por el antropólogo de Johnatan Lear, al estudiar la desaparación de distinciones significativas que le daban un sentido al vivir de pueblos indígenas de Norteamérica. 


Tras el Holocausto, un superviviente judío de los campos de concentración nazi dio este testimonio: "Los primeros en morir fueron los pesimistas. Los segundos en morir fueron los optimistas. Solo aquellos que se aferraron a una fe y una esperanza anclada en una creencia profunda encontraron la convicción necesaria para salir adelante"

Tal vez la ingeniería nos dé razones para el optimismo. Tal vez la ciencia nos alerte más desde el pesimismo. Da igual. Para liderar e inspirar a otros a evolucionar, para cuidar y conservar aquello que queremos conservar y transformar lo que es necesario transformar, los argumentos racionales no son suficientes. Se requiere un coraje cívico, una pasión y un entusiasmo perseverante que solo surge de un acto deliberado de esperanza radical no racional.




lunes, 3 de marzo de 2014

CoCreando Entramados Colaborativos para una Educación Transformadora


El lunes 10 de marzo de 10.00 a 14.00 tendrá lugar en el Edificio Wayra de Manuel Montt 1404, un taller facilitado por Angélica Morales, cofundadora de Imeshworks, cuya misión es Co-crear entramados colaborativos que contribuyan a facilitar la transiciñon hacia una nueva cultura emergente, global e interconectada.

viernes, 28 de febrero de 2014

Por mí y todos mis compañeros

Estos días de verano he disfrutado el placer de contemplar a mis hijos jugando por las tardes al escondite (o las escondidas, para el lector latinoamericano) con sus amigos de la plaza. Inevitablemente, me evocó recuerdos de infancia, cuando jugábamos en el patio del colegio al escondite. En aquel tiempo, cuando ya habían ido apareciendo todos los amigos escondidos menos uno, el último podía llegar corriendo y gritar "Por mí y todos mis compañeros", y con esa simple pero heroica declaración, nos liberaba a todos del efímero yugo.

Sin embargo, hoy, el título de este post evoca mucho más que un juego. Apela a un cambio de conciencia, o mejor dicho, a una expansión de la conciencia. Pasar del  "Por mí"/ "Para mí" / "Me salvo solo"/ "Sálvese quien pueda" al "Por mí y todos mis compañeros" / "Por mí y todos los demás"/ "Nos cuidamos entre todos". Cambios de paradigma. De la competencia a la colaboración. Del miedo a la confianza. De la escasez a la abundancia.

Durante los últimos dos siglos de historia humana, en las economías del mundo occidental, y sobre todo en sus universidades y empresas ha prevalecido la Teoría de la Mano Invisible popularizada por Adam Smith, que -simplificando- partía del supuesto de que si cada individuo guiaba su comportamiento compitiendo de modo egoísta y racional, se obtendría una situación óptima y eficiente de bienestar general para todos.

A mediados del siglo XX, el matemático John Forbes Nash, -cuya vida fue retratada en la película "Una Mente Brillante"- a partir de la teoría de juegos, deduce la existencia de situaciones en las que en el largo plazo conviene más cooperar y ser solidario que competir, poniendo en cuestión los modelos que abogan únicamente por estrategias competitivas.



Ken Wilber en su Teoría Integral identifica distintos niveles de conciencia: Egocéntrica, Etnocéntrica, Sociocéntrica, Mundocéntrica,Planeta-Céntrica y Kosmocéntrica, que asocia a los distintos colores y niveles evolutivos de la Dinámica Espiral.



Por su parte, Jeremy Rifkin en "La Civilización Empática" propone construir una civilización basada en la idea de que estamos programados biológicamente para la empatía. Provoca diciendo que la verdadera mano invisible es el altruismo, es nuestra capacidad para contagiarnos de la emoción del otro. Esta propuesta, fundamentada en los últimos descubrimientos de la neurociencia sobre las neuronas espejo, contrapone audazmente los hallazgos de la Biología frente a los supuestos de la Economía.



De alguna manera, se zanja así un debate milenario, con protagonistas que van desde Séneca, San Agustín, hasta Thomas Hobbes, Jean Jacques Rousseau, hasta los populares Frodo Bolsón y el mismísimo Homero Simpson.



En una línea similar, o al menos resonante, apunta Humberto Maturana desde su Escuela Matríztica, cuando escribe de la Matriz Biológico-Cultural de la Existencia Humana, y la Biología del Conocer y del Amar.

En su último libro "From Ego-to-Eco-system Economies", el economista alemán Otto Scharmer, argumenta precisamente la necesidad de desplazar el lugar interior desde el cual operamos, desde el "Ego" -que me lleva a competir, a salvarme solo, en forma individualista- al "Eco"-que me lleva a una conciencia más sistémica, global, integradora, que incluye al ego y lo integra en "todos mis compañeros", incluyendo todo ser viviente, como uno más en la Trama de la vida.



Según plantea Peter Senge, un cambio de perspectiva como éste al que nos referimos, tan necesario como urgente, los griegos lo llamaban "Metanoia". El concepto de Metanoia nos ha sido heredado en la tradición cristiana como "conversión" o "arrepentimiento", puesto que en griego antiguo se utilizaba para "desandar lo andado". Sin embargo, yendo a la traducción griega, el concepto de Metanoia aparece en la conversión de Saulo / San Pablo, cuando se cae del caballo, y pasa de ser perseguidor a perseguido. En la fórmula griega del Miércoles de Ceniza posterior al Carnaval dando inicio de la Cuaresma, también decían "Metanoíte"... Conviértete, déjate transformar en el encuentro.

En la tradición zen japonesa, para resolver un Koan enigma aparentemente contradictorio, una paradoja, un oxímoron, se requería un Satori, una expansión de la conciencia. Desde la Ontología del Lenguaje propuesta por el filósofo chileno Rafael Echeverría, un coach ontológico lo denominaría "Desplazamiento del Observador". En este modelo O.S.A.R. propuesto por Rafael Echeverría, la atención queda enfocada en los bucles de aprendizaje entre Observador, Acción y Resultados.


Sin embargo, el Sistema circundante queda como un mero entorno. Para enfrentar los desafíos de la transformación cultural, organizacional y social , se requiere un cambio de paradigma, una evolución de la conciencia que considere precisamente los límites planetarios, que respete los ciclos naturales, que sea consciente de los bordes físicos del sistema, definidos científicamente por el Dr. Karl Henrik Robert en The Natural Step Framework, y de la diversidad de necesidades humanas fundamentales (Manfred Max-Neef)... en resumen, que el Observador se sienta parte del Sistema, y -tal como enuncia Bernardo Toro en la Ética del Cuidado- se sienta Co-Responsable por el cuidado del mismo, y de sí mismo. Es precisamente esta aproximación la que propone Manuel Manga desde su Centro para el Liderazgo Evolutivo, poniendo las poderosas herramientas del coaching y el diseñar ontológico al servicio de la evolución de la conciencia y el cambio de paradigma hacia la sostenibilidad, trabajo en el que también han sido pioneros Outofthebox y Glocalminds.



Finalmente, tal como sugiere este último video, para un desarrollo sostenible, cada uno de nosotros debe pensar en todos, actuando en el presente, pensando en el futuro.



Así  lo expone Christian Felber, impulsor de la Economía del Bien Común, a la que están adhiriendo numerosas empresas de todo el  mundo. Un ejemplo inspirador de esta tendencia son las Empresas B, que apelan al sentido primigenio de conceptos como "Compañía" -compartir el pan- y "Beneficio" -hacer el bien-.

martes, 14 de enero de 2014

Espadas, Arados y Crisálidas

El pasado mes de agosto co-facilité con Claudia Raffo el segundo Encuentro de la Tercera versión del Diplomado en Coaching Organizacional para la Sostenibilidad de la Escuela de Innovación Organizacional para la Sostenibilidad de Out of The Box 360. Dado que el diseño del proceso de aprendizaje esta intencionado para seguir el proceso U propuesto por Otto Scharmer, dicho encuentro correspondía a la fase de mayor profundidad y presencia colectiva, un momento en el que los facilitadores también deben entregarse al proceso de transformación para que los participantes vivan su proceso de conexión con su fuente de inspiración y propósito, dejando algo atrás y abrazando lo emergente.


Durante la tarde del primer día, tuvimos una sesión de Biodanza, facilitada por la instructora didacta Andrea Morales. Tocaba la danza del fuego. En un ejercicio de la sesión, nos sentábamos en círculo y cada uno salía al centro para vivenciar su propia danza del guerrero, usando un palo de lluvia como si fuera una metafórica espada. El turno me llegó en último término. Caminé al centro, sentí la tensión en mi cuerpo. Inspirado en el mito artúrico de Excalibur, saqué la espada de la roca. Tras unos movimientos propios de una kata de algún arte marcial oriental, la danza me llevó a golpear la espada contra el suelo, con una fuerza tal que el palo de lluvia se resquebrajó y comenzaron a desparramarse al rededor de la sala las semillas de su interior (en realidad eran piedritas, pero todos los allí presentes la percibieron como semillas, por lo que así quedarán en el relato).

Así, como si de un acto psicomágico de Alejandro Jodorowski se tratara, se cumplió la profecía de Isaías 2,1-5. La espada se convirtió en arado. El guerrero se transforma sembrador. En ese instante, se me está apareció una nueva metáfora que integraba dos arquetipos que habían estado en oposición. El guerrero yang que penetra, ataca y conquista. El jardinero yin que siembra, cultiva con cuidado, espera paciente y cosecha. El guerrero sembrador. La espada arado. En el acto de sembrar también se penetra la tierra, como el acto de amar también disemina la simiente.



Durante el segundo día, se dio un momento cuidado, íntimo y delicado, de silencio individual y colectivo en la naturaleza, de presente expandido, de conexión con la vida que habito y que me habita, solo guiado por las preguntas: ¿Qué viene a mi? ¿A qué me está llamando la vida?

En ese silencio, mis pasos me condujeron a través del jardín hasta un arbusto que contemplé con atención y curiosidad, hasta que súbita, inesperadamente y por primera vez en la vida, mi mirada peregrina se posó sobre una crisálida. Era un pequeño receptáculo cilíndrico vacío y oscuro de no más de tres centímetros de alto y unos pocos milímetros de diámetro, que colgaba verticalmente desde una ramita. La tomé en mis manos suavemente. Era liviana y frágil, efímera tras haber cumplido su función de contener, sostener, cuidar, permitir, proteger, nutrir, el proceso de metamorfosis de una oruga en mariposa. Contenedor de la transformación.



Aparecían también en mi camino espirales...   caracoles, brotes de helechos, sarmientos de enredaderas, vainas secas en  retorcidas en espiral. La espiral como proceso no lineal de despliegue del potencial, como figura que une el uno con el infinito, que se expande en forma lenta, orgánica, pero exponencial.

Para mí el significado de todos estos símbolos se fue dilucidando con claridad. Sembrar, diseminar con la energía del guerrero (la resolución) semillas de futuro. Dar espacio para sostener procesos de transformación. Glocalminds como semillero de sueños, crisálida de líderes y agentes de cambio, escuela de facilitadores y alquimistas.