Vaya mes de junio tan loco y tan intenso. Salimos de Karlskrona una mañana lluviosa, cargados de maletas. En el tren, coincidimos con Karl-Henrik Robèrt, fundador del Natural Step y co-fundador del MSLS, y nos fuimos conversando hasta Estocolmo, a pesar de las inevitables interrupciones de Amanda. La capital sueca estaba revolucionada con la boda real de la Princesa Victoria y el festival del amor organizado en torno a ella. Huyendo del alboroto capitalino escandinavo, nos alojamos en Langholmen, una antigua prisión reconvertida como albergue juvenil, hotel y centro de eventos, ubicada en una isla cubierta de áreas verdes al suroeste de la ciudad. Todo un ejemplo de cómo se puede transformar el uso de la infraestructura, desde fines punitivos-represivos hacia una economía sostenible de ocio y servicios. De Estocolmo, además de la parte vieja (Gamla stan) destacaría dos atractivos turísticos: el Museo Vasa y el Parque Skansen. El Vasa es un buque del siglo XVII que fue el más grande jamás construido para su época, llegó a navegar 20 minutos, se hundió el día de su botadura y permaneció sumergido bajo las aguas del Mar Báltico durante más de trescientos años y fue reflotado en los años sesenta. Hoy representa toda una lección simbólica de las consecuencias tan graves como absurdas de la ambición desmedida por el poder. Skansen es el lugar ideal para ir con niños. Un enorme parque con animales autóctonos y exóticos, innumerables atracciones, senderos entre bosques y pintorescos poblados con gente disfrazada con vestidos típicos escandinavos.
Nos embarcamos en un crucero para atravesar el Mar Báltico con rumbo a Tallín, capital de Estonia. Sin duda merece la pena perderse por las calles empedradas de este enclave medieval amurallado. Gran parte de las personas que trabajan en servicios turísticos y de hostelería van vestidas con la indumentaria típica para darle un aire más medieval a la experiencia del visitante.
Al llegar a Bilbao, el panorama no fue muy alentador. Venía una semana entera de lluvias y mi padre estaba ingresado nuevamente en Cruces. Durante las dos semanas siguientes repartí mi tiempo y energía en acompañar a mi padre en el hospital y acompañar a mis niñas a la playa, el parque o la piscina. En el proceso, me leí algunas novelas destinadas a la evasión del espíritu después de tanto ensayo. Entre ellas, "La daga", segunda entrega de la Trilogía Luces del Norte de Philip Pullman, y el "Club Dumas", cuarta novela de Arturo Pérez Reverte. Retomé la lectura del "Sueño de África" de Javier Reverte, e inspirado por las biografìas de los exploradores de África, me animé a leer una revista Muy interesante dedicada a las exploraciones.
También aproveché la estadía en Bilbao para reunirme, conocer y conversar con Eleder, un facilitador euskaldun de Espacio Abierto, consultor en temas de creatividad y mapas mentales. Tras nuestro encuentro, me dedicó un post en su blog.
Una tarde asistí a la charla de fotografía submarina que ofreció mi hermano Carlos durante el Getxo Sea Week y una noche fuimos a ver Robin Hood.
El pasado viernes trasladaron a mi padre al Hospital de Górliz y ayer lunes vino de visita mi prima Christina con su familia de Cincinatti, Ohio.
Hoy me he sorprendido con esta impresionante imagen del universo.
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