Aprovechando una mejoría del tiempo, estos días han sido intensos en experiencias y reencuentros. Me he reunido con amigos vinculados a La Comercial, que anda bastante revuelta con la nueva Deusto Business School, que nace en un momento difícil, y las transformaciones físicas y organizativas que implica el proceso de Bolonia y los nuevos grados de 4 años, la unificación con la ESTE de Donosti y los dobles grados de Empresariales con Derecho e Ingeniería.
Tambien me he re-encontrado con algunos viejos amigos de la cuadrilla y del colegio. Todos en la treintena, siguiendo la naturaleza -o el condicionamiento cultural que creemos natural- la mayoría están en proceso de casarse, crecer y multiplicarse. Muchos de los que fueron a la Capital del Reino están retornando a la Comarca de los hobbits, quienes creen -en un alarde de etnocentrismo socialmente aceptado- que es la Capital del Mundo.
El lunes descubrimos la costa de Cantabria y algunos pueblos del interior. Nos sorprendió gratamente descubrir el pueblito de Cartes, que da nombre al apellido de la familia de Yohana, un enclave rural con encanto al sur de Torrelavega. Nos atendieron estupendamente en el Ayuntamiento de Cartes. Recorrimos las pintorescas y turísticas calles de Santillana del Mar. Como era lunes, encontramos pocos lugares abiertos. En uno de ellos nos dimos un homenaje de croquetas, morcilla, albóndigas y otras delicias.
Continuamos viaje hasta las playas de San Vicente de la Barquera desde donde tuvimos la fortuna de deleitarnos con una inesperada vista de los Picos de Europa nevados. Ya de vuelta a casa, dimos una vuelta nocturna por el muelle de Castro Urdiales.
El martes recorrimos la Reserva del Urdaibai, reconocida de la UNESCO como Reserva de la Biosfera. Iniciamos nuestro recorrido por la Casa de Juntas de Bizkaia, visitando el Arbol de Gernika, -símbolo de los orígenes de la democracia vasca- y la réplica del mural de Picasso. Nos quedamos con las ganas de visitar El Museo de La Paz. Tras una breve visita a la oficina de turismo, seguimos hasta el puerto de Elantxobe.
Por la tarde, visitamos las Cuevas de Santimamiñe, donde una excepcional guía e intérprete ambiental, nos contó de forma muy didáctica la historia de las cuevas, sus pinturas rupestres y el paisaje en que se encuentran. La visita virtual en 3-D en la ermita, verdaderamente merece la pena. El Bosque de Oma (del pintor Agustin Ibarrola) tendrá que esperarnos para la próxima vez.
Tras unos pintxos frente a la atalaya de Mundaka, la capital del surf, terminamos el día con una visita a la Torre Madariaga, donde recientemente han inaugurado un Centro de Interpretación Ambiental con una alta inversión en tecnologías, muy ameno, didáctico e interactivo. La sala de imágenes de la Biodiversidad, imperdible.