El pasado fin de semana fuimos con Yohana a las Colinas de Cuncumén con motivo de la celebración del 60° aniversario de AIESEC. Alrededor de ciento cincuenta jóvenes líderes participaron en este congreso. Cuncumén es un pueblo que queda en la región de Valparaíso, camino a San Antonio, yendo por la autopista del Sol desde Santiago. Precisamente, una gran amiga nuestra, Carla, se encuentra realizando su servicio país en esa localidad.
El hotel Colinas de Cuncumén donde se desarrollaba el evento bien merece unas líneas. Un novedoso concepto: "Hotel Campestre". Gerenteado por sus dueños, la familia Anaya Ottone, es notable el cariño y la dedicación que imprimen en cada detalle. Desde el primer momento te hacen sentir la hospitalidad del campo chileno. De raíces vascas e italianas, inspirados en las experiencias europeas de agroturismo y motivados por marcar una diferencia en el turismo en Chile, han sabido construir un espacio acogedor, confortable, con ese encanto rústico inigualable. La comida rica, el servicio excelente, y lo mejor, la chimenea a leña en la habitación, que muy amorosamente vienen a prender al atardecer para que al llegar la noche, encuentres calentito el dormitorio. Para el segmento de turismo de convenciones y empresas, cuentan con una amplia variedad de salas totalmente equipadas. Además, han generado alianzas con las viñas de la zona para poder degustar sus exquisitos vinos.
Paralelamente al congreso de estudiantes, participamos una veintena de alumni (ex-miembros de la organización) de diferentes generaciones. Curiosamente, varios eramos tocayos. Pero más curiosamente, tras haber trabajado y aprendido en el mundo corporativo, muchos nos dedicamos a la consultoría, a la docencia y al turismo. Unos en IGT, otro en DBM, en XPG, en A&R, en la UAI, en la UNAB, en Makalu, en Tiempo Activo, en CDI, en Kaleidoskopios...
El momento nostálgico fue el museo que armaron con objetos aiesecos de todas las épocas... documentos antiguos, disquettes, fotocopias con los antiguos logos... El momento de glamour fue la ceremonia de entrega de premios en que reconocían la contribución de los alumni a la organización incluyéndolos en el Hall of Fame. También merecen destacarse las sesiones sobre Programación Neuro Lingüística PNL que impartió el consultor internacional Oscar Cáceres.
El momento nostálgico fue el museo que armaron con objetos aiesecos de todas las épocas... documentos antiguos, disquettes, fotocopias con los antiguos logos... El momento de glamour fue la ceremonia de entrega de premios en que reconocían la contribución de los alumni a la organización incluyéndolos en el Hall of Fame. También merecen destacarse las sesiones sobre Programación Neuro Lingüística PNL que impartió el consultor internacional Oscar Cáceres.
Como ritual en este momento de transición estuvo energizante. Muchas gracias, chicos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario