La última semana de febrero nos despertó la inquietante noticia de una iniciativa vecinal que proponía a la municipalidad de Santiago enrejar el Parque Forestal. Entre el conjunto de versiones de prensa contradictorias, destacó una sensata carta del Alcalde Alcaíno en la que claramente discernía y separaba los hechos de los dichos.
Sin embargo, cuando la polémica parecía zanjada, aparece una nota informando de una supuesta consulta ciudadana. En la blogosfera, los partidarios de las más diversas posturas expresan sus puntos de vista.
Ayer domingo, cuando iba a comprar los diarios en el Kiosko junto al Emporio La Rosa, me sorprendí gratamente cuando ví que estaban recogiendo firmas de la ciudadanía para evitar el encierro de un espacio público hermoso y diverso como el Forestal. Por supuesto, firmé.
Me encanta caminar por el Forestal. De día y de noche. Nunca me han asaltado. Los parques son los pocos espacios públicos donde la ciudadanía puede expresarse en toda su diversidad, son los lugares donde aprendemos a convivir, a jugar, a descubrir y a explorar. No es posible tapar el sol con un dedo. Los pokemones, los borrachos, las trabajadoras sexuales, los emos, los góticos, los punks, los gays, los inmigrantes, los noctámbulos y muchos otros merodeadores nocturnos de las más insólitas tribus urbanas existen y seguirán existiendo por la sencilla razón de que tienen todo derecho a exisitir, expresarse y ocupar los espacios públicos en un clima de respeto y tolerancia. ¿Cuándo aprenderan las autoridades el principio del "efecto guacamole"? Si aprietas por un lado, seguro que sale por otro.
Las rejas no son la solución. Es una medida cara, antiestética, trasnochada, anacrónica, incongruente y puede provocar efectos perversos, contrarios a los que busca lograr. Si desean aumentar la percepción de seguridad, a corto plazo, pueden aumentar la luminosidad (pero con ampolletas eficientes, que estamos en crisis energética ;-), aumentar la dotación de guardaparques, mejorar la coordinación policial. En el largo plazo, prevenir, sensibilizar, educar...
Al fin y al cabo, ya lo dijo Pedro Aguirre Cerda: "Gobernar es Educar".
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