Esta semana se reunirán en Santiago los presidentes y jefes de Estado de los países Iberoamericanos en la XVII Cumbre Iberoamericana. Nombremos algunos de los más destacados: Evo Morales por Bolivia, Lula da Silva por Brasil, Hugo Chávez por Venezuela, Michelle Bachellet por Chile, el dúo Nestor Kircher y Cristina Fernández por Argentina. Repasando la lista veremos un aymara, un obrero sindicalista, un zambo, dos mujeres... la alteridad misma encarnada en figuras presidenciales. ¿son solo coincidencias o son muestra representativa y significativa de un fenómeno digno de estudio?
Durante siglos, América Latina fue gobernada por élites formadas por hombres, blancos, criollos, a veces militares, a veces masones, a veces católicos... en definitiva, élites que escribían la historia desde su etnocentrismo, desde su machismo, desde su patriarcado. Mientras tanto, los otros, las mujeres, los campesinos, los indígenas, los pobres, los trabajadores... permanecían al margen de las esferas de poder. Sin embargo, en este nuevo siglo, las alteridades han llegado al poder democráticamente. La profundización de la democracia de las sociedades -algunos prefieren denominarlas poliarquías- latinoamericanas han permitido que los otros y las otras gobiernen y representen a sus pueblos.
Desde una mirada optimista podríamos pensar que esto ayudará a construir unas sociedades más inclusivas, con mayor cohesión social, más abiertas y reconocedoras de la diversidad, a generar mayor igualdad de oportunidades para las mujeres y las minorías, a veces mayoritaritas, como el caso de Bolivia. Los agoreros del pesimismo podrían llevarse las manos a la cabeza, rasgarse las vestiduras y pensar... "¿qué será de nosotros en manos de los otros?", "los populismos solo nos llevarán a más turbulencias", "¿qué se puede esperar de un indio/un zambo/una mujer/un sindicalista...?"
Sin caer en posturas extremadamente optimistas o pesimistas, debemos reconocer prudentemente que esta "altercracia", el poder en los otros, constituye un fenómeno nuevo, que implica la emergencia de nuevos estilos de liderazgo que desafían el establishment político, lo que puede significar amenazas y oportunidades, dependiendo del lado del espejo del cual se mire... el de los-otros o el del nos-otros.
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