Podríamos llamarte el Narrador de historias, el Hacedor de sonrisas, la Voz de la experiencia, el Pepe-Grillo de la abundancia… pero seguro que preferirías que te llamásemos por tu apodo: Polo.
Cuando te conocí, hace solo tres años, los dos teníamos un punto encomún, éramos de las pocas personas en Santiago que tenían el corazónrepartido entre Lo Barnechea y Cerro Navia. En aquel tiempo, trabajabas en la Corporación de Educación y Salud Municipal de Cerro Navia, donde también trabajaba mi señora, asistente social.
Poco a poco, cada martes por la mañana, en cada sesión de concejo, fui descubriendo tus talentos. Tus citas célebres, tus anécdotasconvertidas en cuentos, tu inteligente sentido del humor, tucompromiso con los más pobres, tu entrañable sabiduría, tu perseverancia, tu profundo respeto por los colegas de diversas ideas políticas, tu preocupación por el Parque las Rosas y por laCordillera… te hicieron merecedor de mi cariño, un cariño compartido por todos quienes te conocemos.
Dicen los que creen, que cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana. Sabemos lo que te cuesta cerrar puertas, especialmente cuando sales por la puerta grande. Pero tranquilo, porque en tu camino se te abrirán muchas puertas y ventanas, y en tu comuna, tu casa, siempre tendrás una puerta abierta.
Muchas gracias Polo, por compartir con nosotros tu camino, por permitirnos conocer tu humanidad. En verdad, te deseo la mejor de las suertes en los nuevos senderos que emprendas y, como decían en la madre patria, ..."arrieros somos y en el camino nos encontraremos".
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Grande Polo Stuardo Luengo
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